Aún sin haber empezado el máster mi curiosidad y, sobre todo, mis ganas de dejar de vivir con la supervisión familiar (!ya era hora!) hicieron que mi viaje a Madrid se adelantase unas semanas. Con la excusa de conocer y visitar los lugares más tipicos de la capital española comenzaron mis aventuras y desventuras.
Mi despedida de mis padres fue de lo más normal. Mientras elegía que ropa llevar y que meter en la maleta, mi madre me intentaba convencer de la buena idea que sería llevar algo de embutido en la maleta. Mientras me lo explicaba, yo solamente veia la imagen del gran Paco Martinez Soria saliendo del autobus con los chorizos, la maleta de madera, la boina incrustada en la cabeza y la gallina bajo el brazo.
Al explicarle que su idea provocaría que mis cosas oliesen a chorizo y lomo, su reacción fue la esperada: decirme que soy un desagradecido y que si quería pasar hambre que hiciese lo que quisiera. Sin embargo, el hecho de que al lado del piso hubiese al menos 2 o 3 supermercados no le pareció suficiente a mi madre ya que me metió en la maleta un sobre de jamón, un sobre chorizo y un sobre de lomo con una nota en la que ponía que una vez que llegase lo metiese en la nevera por si se ponía malo. En fin, madres... siempre preocupándose por sus hijos sin tener en cuenta si con su protección les averguenzan aún más.
Pero bueno, ya estaba allí, en la gran ciudad, más grande que América y más que Asia. Yo acostumbrado a Bilbao, una ciudad humilde y tranquila, me mudaba a Madrid, donde el bullicio y las prisas estan a la orden del día. Tocaba ahora la llegada al piso que había alquilado cerca del barrio de La Latina, un piso antiguo que debía de compartir con 3 chicas...(en fin, habrá que hacer ese esfuerzo XDDD) parecía el argumento de una telecomedia mala con risas enlatadas: "un joven periodista se muda a la gran ciudad y debe compartir piso con tres mujeres. Las risas están aseguradas". Los martes a las 10 A.M. en Eight Channel (Canol Ocho*).
Lo que no dice la sipnosis de la serie es la cantidad de mierda acumulada en la casa... tanta que yo creo que se dejó de limpiar antes de que hubiera nacido. Y ese era nuestro primer cometido: intentar dejar la casa lo más decente/ habitable posible lo que no fue tarea fácil y ni sigue siendo puesto que hay cazuelas que creo que podrían considerarse seres vivos de la mugre que tienen. Eso si, un piso muy centrico y bien comunicado... tanto que todas las noches puedo dormir con los relajantes sonidos de sirenas de policias y de ambulancias a todas horas, lo mejor para dormir placidamente, creanme.
Pero no todo van a ser cosas malas, ya que en apenas 5 días de estancia he podido ver de todo desde señoras colgadas que se acercan a los escalones de la puerta de un cine para besarlos cual Papa saliendo del avión ( el aero-Papa o la compañía Pope Airways) hasta señoras poniéndose en plan "no toques a mi negro" porque un cochecito de bebé les pilla sin querer un pañuelo que llevan. ¡Y lo que me quedará por ver, señores!
* Canol Ocho es mi pequeño homenaje a Ratataplas. Aún lo recuerdo con gran cariño. Marifloro nunca te olvidaremos.
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